Un operativo conjunto con importante participación de la Drug Enforcement Administration (DEA) de Estados Unidos permitió la intercepción de un semisumergible cargado con 6.600 kilogramos de cocaína en el océano Atlántico. La embarcación fue localizada a unos 926 kilómetros al sur del archipiélago portugués de Azores, según confirmaron autoridades de Portugal, España y Estados Unidos. El hallazgo, divulgado por la Policía Judiciaria portuguesa, se enmarca en la denominada Operación Nautilus, resultado de una acción coordinada entre agencias de inteligencia marítima y cuerpos militares de varios países.
El operativo se desarrolló en aguas internacionales y culminó con la detención de cinco personas. Los ocupantes del semisumergible pertenecían, según la policía portuguesa, a una organización criminal transnacional que había partido desde Brasil con destino a la Península Ibérica, donde la droga sería transferida a lanchas rápidas para su introducción a Europa. La embarcación fue incautada junto a la droga y escoltada hasta la isla de San Miguel, en las Azores, donde continuarán las investigaciones.
La DEA participó en el operativo junto a la Guardia Civil española, la National Crime Agency del Reino Unido y la Policía Judiciaria de Portugal. Además, intervinieron la Marina y la Fuerza Aérea portuguesas, según un comunicado oficial citado por CBS News. La acción se originó a partir de información compartida por la Guardia Civil en el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas – Narcóticos (MAOC-N), con sede en Lisboa, lo que permitió localizar y abordar el “narcosubmarino” antes de que alcanzara las costas europeas.
La intervención de la DEA fue clave para coordinar la vigilancia transatlántica que terminó con la incautación. Según información difundida por ABC News, las autoridades estadounidenses trabajaron desde el inicio con el objetivo de interceptar una de las rutas más activas del tráfico de cocaína desde Sudamérica hacia Europa, donde Portugal se ha consolidado como punto de entrada. La agencia estadounidense ya ha enfrentado en el pasado el uso de narcosubmarinos en aguas del Pacífico, pero esta operación representó un nuevo despliegue en el Atlántico central, con un alcance logístico y estratégico distinto.