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Analistas califican la gestión de Arce y Choquehuanca como “inútil, incapaz y dogmática”.

El 8 de noviembre marca el fin del gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca, un periodo que, según los analistas Ricardo Paz, Ronaldo Schrupp y Verónica Rocha, cierra definitivamente el ciclo hegemónico de 20 años del Movimiento Al Socialismo (MAS). Los tres coincidieron en que este fue un mandato de fractura, dogmatismo e incapacidad.

“Fue una comedia trágica”, resumió Paz en Piedra Papel y Tinta de La Razón.  En su criterio, el MAS estaba “herido de muerte” desde 2016. “El triunfo de Arce fue un accidente político, posible solo por la crisis y el miedo a la confrontación”.

Sostuvo que el gobierno nunca tuvo la “capacidad” ni visión. “Administrar el país después del despilfarro, después de la corrupción, después de los malos manejos, hicieron muy evidente la incapacidad del gobierno y después de eso ya fue pues una crónica de una muerte anunciada, fue todo lo demás que vino”, explicó.

Arce fungió como ministro de Economía durante casi toda la gestión de Evo Morales (2006-2019) y fue elegido como candidato sobre la base de dos criterios: seducir a las clases medias con un perfil técnico y apelar a la estabilidad económica de los años anteriores. Lo que, tras la crisis institucional que vivía el país tras la renuncia de Morales en 2019 y la administración de Jeanine Añez, llevó a Arce y devolvió el poder al MAS en 2020.

Schrupp afirmó que el MAS volvió al poder y se mantuvo como un fenómeno de “gato muerto”, como se conoce en economía. El deterioro económico que dejó la pandemia parecía un efecto de recuperación, sin embargo, era un efecto rebote. “Es un problema de las ideas y del modelo que se quiso implementar nuevamente y que nuevamente fracasa, más allá de Luis Arce y del fracaso de su gestión”, afirmó.

Punto de quiebre

Para los tres analistas, el punto de quiebre fue la ruptura con Evo Morales, que dejó al gobierno sin soporte político ni legitimidad social.

Según explicó Rocha, la fractura entre el primer mandatario y el expresidente expuso el vacío de liderazgo que dejó Morales. En su criterio, esto causó que el MAS se convierta en una máquina “sin cohesión y sin proyecto”. Algo que ni Choquehuanca ni Arce pudieron llenar ese vacío.

Para Paz, Morales no “soportó” que Arce “le diera la espalda”. Y Arce, al no tener liderazgo propio, “se hundió entre el control corporativo y la guerra interna”.

La confrontación llegó a su momento más crítico en agosto de 2024, cuando Morales anunció protestas contra el gobierno y Arce lo encaró en un video: “Aquí estoy Evo, no me escaparé. Si quieres solucionar un problema que tienes conmigo porque no acepté ser tu títere tuyo (sic), ven, te espero y resolvamos ese problema.”

Schrupp interpretó esa pelea como el inicio de la descomposición total. Cuando se quedaron “sin enemigos externos”, explicó, se inventaron enemigos internos. El “nosotros” se partió, y ahí comenzó el fin del masismo. Esta guerra intestina llevó al gobierno a profundizar la cooptación del Órgano Judicial, particularmente del Tribunal Constitucional y las salas constitucionales, que se convirtieron en “el brazo operativo del gobierno de Arce”.

En 2024, Morales perdió la dirección del MAS debido a decisiones de una Sala Constitucional en La Paz que validó el congreso masista promovido en El Alto por el gobierno, y dejó el partido bajo el mando de Grover García.

Verónica Rocha definió la utilización del aparato judicial como “la estocada final” a la calidad de la justicia y como “echar mano de lo que ya estaba más vulnerable” ante la falta de respaldo en la Asamblea Legislativa.

Gestión económica

Otro de los puntos del debate, fue la gestión económica, que era el principal capital de Arce, y se convirtió en su punto más débil. “No fue socialista ni capitalista, fue un inútil”, afirmó Paz. Indicó que no supo administrar ni entender la magnitud de la crisis por las que atraviesa el país.

Schrupp complementó este colapso financiero como “el desenlace natural”. Afirmó que no hubo política industrial ni apertura al mundo, “solo un discurso dogmático”. Por su parte, Rocha coincidió en que el gobierno se paralizó entre el miedo y la rigidez ideológica donde el dogmatismo impidió decisiones racionales.

Arce entregará el mando de un país en recesión con un PIB negativo del 2,4%, inflación del 18,3% (a septiembre de 2025), escasez de combustible y dólares, y un tipo de cambio paralelo que superó los Bs 12 bolivianos por dólar cuando el oficial se mantiene en Bs 6,96.

Con estos números intentó buscar la reelección. Sin embargo, la debacle electoral del MAS oficialista cayó con Eduardo del Castillo, el candidato respaldado por Arce, obtuvo apenas el 3,1% de los votos (menos de 160.000 votos frente a más de un millón de militantes inscritos). Mientras tanto, el voto nulo promovido por Morales alcanzó 1.364.684 votos (19%), cuando el histórico ronda el 4-5%.

Choquehuanca

“Ni duda cabe, el peor vicepresidente de la historia de Bolivia, de lejos, con gran ventaja”, sentenció Ricardo Paz. “Nunca entendió su rol, se dedicó a la retórica vacía”.

Schrupp señaló que la conducción de la Asamblea fue “una catástrofe política”. Aseguró que el Legislativo se convirtió en un escenario de bloqueo permanente, y eso también es responsabilidad suya. “Yo lo recuerdo coronándose como inca, pero terminó siendo incapaz”, sentenció.

Para Rocha, Choquehuanca “representa otro tipo de fracaso que es más simbólico respecto a muchos temas relacionados con el indigenismo, el ala indigenista, el carácter indigenista que se le quiso dar a la construcción de la idea del Estado Plurinacional”.

El 8 de noviembre, cuando Rodrigo Paz asuma la presidencia, Bolivia cerrará dos décadas de gobiernos del MAS y abrirá un nuevo ciclo político en medio de una crisis económica, política e institucional.

 

Fuente : La Razón