El comunicado llegó a los grupos de WhatsApp del Comando Vermelho (CV) en septiembre. Fue una advertencia de la rama de la facción en Minas Gerais, preocupada por la salida masiva de narcotraficantes de allí a la capital de Río de Janeiro, un escenario de «descontrol», como se describió. El mensaje continúa en un tono de descontento: «Han llegado muchas quejas contra los hermanos de Minas que vienen a Río y no tienen ningún compromiso y dedicación a la facción». El Consejo Permanente de CV-MG, que firmó el mensaje, afirma que estos delincuentes están en las favelas de Río solo para disfrutar de sus «beneficios»: según los agentes de policía, estos territorios ofrecen protección, una vida más lujosa, estatus en el crimen y nuevos socios comerciales.
La preocupación por esta migración también está en la mira de las agencias de seguridad pública de Río de Janeiro, que ya han identificado la presencia de traficantes de otros 12 estados en territorios bajo el control de la CV en Río. Después de analizar documentos, informes y demandas, y entrevistar a policías, fiscales y expertos, EXTRA comienza a publicar hoy una serie dominical de reportajes sobre la génesis y las consecuencias de estas conexiones criminales, construidas para intensificar la expansión del Comando Vermelho frente a la cobertura nacional del grupo paulista Primer Comando de la Capital (PCC).
Detrás de estas nuevas negociaciones, están las penitenciarías federales, que han hecho posible que los narcotraficantes se vinculen en todo el país, y el trabajo de los abogados penalistas, que utilizan su profesión para intercambiar mensajes entre los traficantes, la llamada «melodía». Esta combinación ayudó al Comando Vermelho a abrir «franquicias» en 25 estados y el Distrito Federal, además de transformar Río en un espacio de intercambio, donde los líderes de la facción repartidos por todo Brasil ganaron armaduras y comenzaron a controlar territorios a distancia, escondidos en los grandes complejos de Río, lo que dio estabilidad al negocio.
El mensaje enviado a los traficantes de Minas Gerais que se esconden en Río de Janeiro ya está siendo investigado por agentes de la policía civil de Minas Gerais y Río de Janeiro, que intercambian información con la intención de identificar y arrestar a los delincuentes. Las detenciones, a pesar de verse obstaculizadas por el contexto criminal de Río, han sido recurrentes: solo en 2025, 403 personas de otros estados ingresaron al sistema penitenciario de Río de Janeiro, como traficantes de drogas, asesinos y malversadores, entre otros, 81 de ellos son de Minas Gerais.
Fuente: Extra.Globo.com