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La Arquidiócesis de Santa Cruz, junto a cientos de fieles despidieron en oración al Papa Francisco en una Santa Misa Exequial

Con un profundo espíritu de recogimiento y esperanza cristiana,  este sábado 26 de abril, se celebró en la Catedral Metropolitana de Santa Cruz de la Sierra, la Santa Misa Exequial en memoria del Papa Francisco.

Monseñor Sergio Gualberti, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra, estuvo a cargo de la homilía, que fue a la vez una oración de gratitud y un testimonio de vida del Papa Francisco.

En primera instancia, Gualberti agradeció a Dios por la gracia de haber permitido contar por doce años del servicio de pastor bueno y entregado del Papa Francisco. Además de haber tenido la oportunidad de conocerlo en su visita pastoral a Santa Cruz el año 2015.

A lo largo de su mensaje, Monseñor Sergio Gualberti, destacó las virtudes que definieron al Papa Francisco: un hombre de fe profunda, un pastor humilde y de gran humanidad, un Padre bondadoso y misericordioso, un maestro al alcance de todos, un operador y forjador de paz.

Monseñor Gualberti recordó las palabras que el Papa Francisco dirigió a los internos de la cárcel de Palmasola:

“El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados, y así es como me presento”.
Gualberti ponderó que la afirmación del Papa Francisco en esa oportunidad, manifestaba su fe profunda en el Padre de la misericordia y su conciencia de persona necesitada del amor de Dios.

“Él ha sido un pastor metido entre la gente, con olor a oveja y con profunda humanidad, tocando el corazón de todos; le afectaba el dolor de los pobres y enfermos, niños y ancianos abandonados, migrantes y refugiados, encarcelados y descartados de la sociedad.”, afirmó Gualberti al referirse al Papa Francisco como un pastor humilde y de gran humanidad.

“Todos hemos sido testigos de las últimas conmovedoras imágenes del Papa Francisco, visiblemente sufrido y a pocas horas de su muerte, cuando acariciaba unos niños en la Plaza San Pedro; la misma plaza que lo vio caminando solo y orando arrodillado por toda la humanidad golpeada por el COVID ante las imágenes de Cristo crucificado y de la Virgen María Salus Populi.”, añadió Monseñor Sergio Gualberti.

Un Operador y forjador de Paz

Monseñor Sergio Gualberti, recordó que el Papa Francisco, durante todo su pontificado, siempre estuvo muy atento y sensible a la problemática, esperanzas y dolores del mundo actual.

Gualberti subrayó que hizo propio el sufrimiento de muchos hermanos, hermanas víctimas de tantas guerras en varios continentes y que como pastor preocupado por la vida, advirtió que la humanidad estaba sumida en una guerra mundial a pedazos.

«Los conflictos no solucionan los problemas, solo dejan detrás de sí muerte y dolor, por eso insistía en la necesidad de invertir en la paz en lugar de la guerra y ponía todos sus esfuerzos para facilitar el dialogo entre las partes en conflicto”, rememoró Gualberti en las palabras del Papa Francisco.

Antes de concluir con la homilía, Monseñor Sergio Gualberti, hizo una invitación a todos los presentes a orar por el Papa Francisco, para que Dios lo acoja en sus brazos amorosos de Padre y goce de la vida y la dicha que no tiene fin en compañía de todos los santos.

Es importante mencionar, que la celebración contó con una participación numerosa de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que, con devoción y recogimiento, acompañaron cada momento de la liturgia, uniendo sus voces en oración y esperanza por el Papa Francisco.