Si planeas deleitar de un menú de Semana Santa que incluya el pescado y mariscos, el Ministerio de Salud presenta algunas recomendaciones para disfrutar del alimento sin poner en riesgo su salud.
“En su apariencia, el pescado fresco debe verse brillante y húmedo, con escamas bien adheridas a la piel; en su textura, debe ser firme al tacto y no presentar partes blandas; y en temperatura debe mantenerse entre 0°C y 4°C durante su almacenamiento”, recomendó el responsable del Componente de Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAs), Javier Flores, para prevenir infecciones asociadas al consumo del producto en mal estado.
Asimismo, se recomendó optar por mercados y tiendas con buena reputación y condiciones higiénicas adecuadas y si está envasado o congelado, revisar la fecha de vencimiento y procedencia
Las características alteradas de los pescados son, por ejemplo, ojos hundidos opacos, agallas branquias pálidas, verdosas o negruzcas, escamas que se desprenden con facilidad, olor fétido y superficie opaca y pegajosa.
«Es fundamental asegurarse de que los productos de mar estén bien cocidos y hayan sido conservados adecuadamente. No deben ser descongelados y vueltos a congelar, porque este proceso puede favorecer la contaminación”, remarcó Flores.
Además, es importante lavarlos con agua segura antes de su preparación. En caso de presentar algún malestar después de consumir estos alimentos, se recomienda acudir de inmediato al centro de salud más cercano y evitar la automedicación.
El lavado de manos, la buena cocción y la buena conservación de los alimentos, “es sumamente importante para evitar enfermedades”, dijo. El pescado es una fuente de proteínas y nutrientes esenciales para la salud del corazón y el cerebro, y durante la Semana Santa es una de las alternativas gastronómicas más tradicionales.
“El pescado y los mariscos aportan principalmente proteínas, son fuente de yodo, fósforo; dependiendo de su procedencia también nos aportan omega 3, cuando son pescados marinos o del lago, nos aportan buena cantidad de minerales, vitamina B12, la Vitamina D, Vitamina 6, niacina y son fuente importante de proteínas en nuestro organismo”, explicó por su parte la profesional de la Unidad de Alimentación y Nutrición, Lucy Alcón.
En la Semana Santa también se consume el queso en la huminta, queso humacha y pastel de fideo; los huevos, base de preparaciones como ají de huevo o torrejas; el zapallo, la papalisa y otras verduras; y la quinua.
Estos ingredientes no solo evocan la tradición, sino que promueven una alimentación equilibrada y consciente durante una de las fechas más significativas del calendario religioso y cultural.
