La iniciativa de austeridad impulsada por el alcalde de Trinidad, Cristhian Cámara, empieza a generar impacto a nivel nacional. Su reciente decisión de reducir su salario en un 40%, bajo el argumento de que los servidores públicos deben ser los primeros en ajustarse ante la crisis económica, fue bien recibida por diversos sectores sociales y no tardó en resonar en otras regiones del país.
Uno de los ecos más significativos llegó desde El Alto, donde la alcaldesa Eva Copa anunció que también recortará su sueldo, fijándolo en 10 mil bolivianos mensuales, y propuso que todos los cargos jerárquicos de su administración —incluidos secretarios y directores— reduzcan sus ingresos en un 30%.“Si queremos resultados, tenemos que hacer sacrificios. Nadie puede estar por encima del pueblo”, expresó Copa en un video publicado en sus redes sociales.
La alcaldesa alteña explicó que los recursos liberados por esta medida se destinarán a programas sociales y a mejoras en el transporte público, dos áreas prioritarias para su gestión.
La coincidencia entre ambas autoridades no es casual. Cámara y Copa representan a una nueva generación política que apuesta por una gestión pública austera, transparente y con fuerte enfoque social. En un contexto de desconfianza institucional y demandas ciudadanas por mayor honestidad en el uso de los recursos públicos, sus decisiones tienen un fuerte impacto simbólico y político.
Desde el Beni hasta el altiplano, se comienza a trazar una ruta distinta: una política más ética, comprometida y cercana a la realidad del pueblo.
Fuente: El Mamoré